Ir al contenido principal

Relatos de una niña con desafíos sensoriales



 Mi mamá decía: "ella era una niña tan tranquila, donde la dejaba sentada ahí se quedaba". Para ella, tener una hija tan tranquila era algo positivo, realmente ignoraba que esa niña pudiera tener un procesamiento lento, inseguridad gravitacional, dificultades de discriminación táctil y baja percepción propioceptiva. Y es entendible, pues era su primogénita las conductas que manifestaban parecían típicas de una niña, los comentarios entre los familiares para referirse a ella era “¡esa niña si es llorona!”

Realmente era temerosa y sensible y no era para menos, tener hipersensibilidad al movimiento es algo que genera mucho miedo, te sientes insegura todo el tiempo, es una sensación de vacío que percibes en la boca del estómago, como si todo el tiempo te fueras a caer.

Imagínense lo que es para un niño tener inseguridad gravitacional y torpeza motora cada vez que corres sientes que te caes y de hecho te pasa, terminas en el suelo. No coordinas bien tus movimientos; tus movimientos son torpes, con poca precisión y tus reacciones protectoras se tardan en aparecer, sin darte cuenta, terminas derramando las bebidas.

Y eso no es todo, lo más difícil son las frases desalentadoras de los demás, eso te hace sentir peor, como si fueras un completo desastre, sientes que hagas lo que hagas, lo harás mal, porque todo te sale mal, pareces necesitar ayuda todo el tiempo y el desconocimiento de los demás sobre lo que te sucede resulta ser devastador y empiezas aceptar que no eres lo suficientemente bueno, que es mejor no intentarlo. 

Recuerdo cuando estaba en primaria, siempre me costaba mucho realizar las rutinas de educación física, esos saltos coordinados separar las piernas al mismo tiempo que tenía que aplaudir; era todo un reto para mí, siempre me perdía. No fue hasta la universidad, que logre dominarlo y como siempre me gustó el baile, me metí en un grupo de danza y era muy buena, mi coordinación había mejorado muchísimo, a pesar de sentirme que no lo hacía bien y todos me observaban, con todo el temor del mundo de hacer el ridículo, no deje de intentarlo, me sentía como un robot de lo rígida que me ponía por los nervios que tenía, pero todos me decían que lo hacía muy bien, esa aprobación me alentaba, la verdad no estaba tan convencida en aquel tiempo de lo buenos que eran mis movimientos pero no deje de intentarlo, estaba segura de algo, que tenía que seguir intentando, intentando e intentando las veces que fueran necesarias y creo que eso es lo que significa tener desafíos sensoriales con dificultades en la coordinación y atención lo cual me llevaron a desarrollar mi resiliencia, a nunca darme por vencida, a ir descubriéndome cada día más de lo que era capaz, de lograr a través de mis habilidades y capacidades, aun cuando la crítica externa era algo que me afectaba, porque ser la niña torpe, distraída e insegura que todos los que están a tu alrededor notan no es algo fácil de digerir.

De algún modo, me las ingenie para lograr ser una excelente estudiante, no era muy buena con los movimientos en aquel tiempo pero si era muy buena observando, escuchando y analizando, me esforzaba el doble en matemáticas y castellano que el resto de mis compañeros por mi dislexia y disortografia pero lograba pasar las materias con puntajes altos, excepto castellano, esa creo que siempre la pasaba con una calificación promedio, así que no pretendo excusarme pero si encuentran algo o muchos errores por aquí, me disculpo, aún sigo aprendiendo sobre las reglas ortográficas, gramática y demás...

Acepto sugerencias, ya las críticas no me afectan como antes, ahora sé que lo que los demás dicen de ti, tiene que ver más con ellos mismos que con aquel a quien señalan despectivamente.

Antes de terminar, con este relato quiero darte las gracias por llegar hasta aquí. Y ser parte de esta comunidad, me alegra que cada día sean más las personas dispuestas a entender el neurodesarrollo y el comportamiento humano, la conducta infantil. Un niño (a) necesita sentirse comprendido, alentado, apoyado para desarrollar su autoconfianza, autoestima y sus habilidades.

De niña mi mayor motivación fue entenderme a mí misma y a los demás. Y es por eso, que quise inaugurar este espacio pensado y creado para ustedes con una historia personal, fuente de mi inspiración para sumarles cada día más.

De nuevo, gracias, gracias, gracias. 

Lo mejor para ti hoy y siempre.


Autor: Yura Mendoza Berrio

Fuente de imagen: Con tecnología de Adobe Photoshop

Comentarios